-¡hija de su puta madre, descarada hija de su reputa madre!
¿Para qué tanto grito?, ¿acaso no se lo imaginaba?, pero...¿tan terrible es la verdad cuando los ojos sufren tal impacto de certeza? además, ¿a quién le gritaba con tanto desdén si en esa casa no habitaba ya nadie más que él?
bajó desesperado, sin tener la más mínima puta idea de lo que iba hacer o, mejor dicho, de qué poder hacer. ¿Ir a gritarles, golpearlas, amenzarlas, llorarles y decirles lo arrepentido que estaba de jugar con ellas? Nada amigo, le decía su inconsciente, no tienes nada que hacer. Se dió otro pase, y luego otro pase y después otro pase, prendió la televisión y sin ver nada comenzó a cambiar de canales a tal velocidad que la tele ya no sabía que hacer hasta que se paró de repente y se quedó en las noticias de las doce. Comenzó a sentir ñañaras, revoltijo en el estómago, estornudó y sangró a lo cabrón, fué a sonarse y sacó todo el perico de la semana. Intento cagar y el intento fue en vano. Fue a su taxi y sacó el otro ochito que su amigo Pedro apodado Picapiedra le había fiado. Y tras tras que tras, dale y duro que dale hasta que el ochito se convirtió en un medio. Ya todo idiota salió con su pistola según él hacia el par de cabronas para ponerles un cogidón, para que vieran lo que es un hombre, para que vieran quien pone las reglas...Hasta que su inconsciente, de nuevo enfadado del asco de cuero que le fue a tocar le dijo: ¿y para que quieres que vean a un hombre si ellas felices son sin el falo que las esclavizó durante años, además no son ellas las dueñas, por naturaleza, de las reglas?
El amigo no se la creía, ¿cómo es que un inconsciente es tan inconciente como aquel como para herir a su amo a tal magnitud? se dió un pase, luego otro y otro ya no porque se le acabó el parque. Caminando a su casa cae tropezándose con un inocente tope para coches que ni siquiera se movió pero que provocó la muerte, muy tonta por cierto, del héroe de esta historia.
así fue como este hombre, apodado el perro, fue engañado por su esposa y su amante, respectivamente, que ahora tan felices son sin el borracho que no paraba de mover la quijada
y cagar como perro. amén