llegó con su fea tez
pidiendo un litro de cerveza negra,
después pidió unos Marlboro rojos;
destapé los cigarros y le di flama
cuando se acercó noté
que en sus ojos había brisa
y el candor del Bic mostró
la tristeza plena,
la orgullosa decepción
le dije que se fuera a la orilla
que allí no la molestaría
el tacho que va todos los Jueves
a regalar cigarros,
-yo me acuerdo de tí, me dijo
-de dónde
-de aquí mismo
despaché algunos tragos,
algunas cervezas
...
cuando estaba haciendo un mojito
para un vato enfadoso
escuché que suspiraba
y al voltear vi en la barra
un charquito de lágrimas,
tal como un jaibolero
resbalando su tinta
en un appletton especial campechano:
se esforzaba en no llorar
pero la barra temblaba
al sostener sus hombros
sentí empatía
quise ser su cigarro
e inhalar un poco de dolor
para alivianarla un poco,
pero me llegó chamba
y tuve que alejarme...
la morra era gordita y morena
de labios anchos
y pistolas marcadas,
caminaba como pingüino,
al final me pidió un litro para llevar
me dejó veintitres pesos de propina
y me apretó el brazo
despidiéndose amistosamente:
si fuese un cuento
terminaría lléndose
tal vez a buscar al vato,
quizás a masturbarse...
posiblemente soñó conmigo
9.29.2007
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