el diablo estaba hasta el fondo
de mí,
como en las vecindades;
corrompía la estabilidad
de mis músculos...
yo ya la conocía
y siempre me va mal,
aún no me explico
que es lo que me puede agradar
de aquella mierda
mientras tanto
bebía cerveza
como el césped
bebería agua en tiempos de lluvia,
me quedé ciego
y terminé con la tranquilidad
de mi cotidiano:
ahora que solo me duele el cuello
y que las flemas imparables
me castigan,
sufro la condena moral
de acciones inconcientes,
que el diablo me lleve
ya que el arrepentiemiento
ha llegado,
y yo que negaba
el arrepentiemiento
como algo necesario
no te arrepientas nunca:
solo a veces
10.02.2007
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3 comentarios:
esa maldición vino a destruir a valientes y adictos por parejo. nada debe llevarse hasta las últimas consecuencias, pero desafortunadamente, justo al diablo uno se arrima, al surgir las primeras consecuencias, ya el resto, es pura caricia satánica mijo. el diablo también nos quiere, pero entre sus patas.
ya no hagamos tonterías, pues es de tontos arrepentirse. y yo, por lo menos, cada vez que aspiro esa madre, además de heridas en las fosas, termino herido espiritualmente (y eso qué? no sé, pero también duele, y más razón no le encuentro al vacío que permanece ahí desde mi primera vez).
abrazote, gracias por acompañarme a dar vueltas en este, y muchos otros, infiernos.
...aunque no haya valido, ni un poquito de pena.
si uno se arrepiente a veces, nomás por nomás. espero no volver a romper mi vasito de cristal ético.
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