poesía del artista chingón

tengo hambre

mucha hambre,

también estoy aburrido

de pensar

leer 

y ver tele,

soy pintor desde que me corrieron

de la escuela por desmadrozo,

ahora digo que no estudié

porque lo mío es mi arte,

que de tu arte

a mi arte

mejor mi arte,

pero la verdad

es que ya ni pinto,

esta depresión no hace otra

cosa más que tumbarme en la cama,

pago renta cuando puedo

porque soy independiente 

desde hace un año antes que tú

y mi nihilismo no me permite

rentarle a otro

que no sea artista,

así que aparte de la desgracia de ser yo

lío con la renta y la casera

cuando me emborracho

hago puras babosadas

y resongo porque nadie me entiende,

y ya que las mujeres me encantan

caigo en la tarugada

de hablar de mí

pedirles un cigarro

gorrearles chela 

y encima hostigarlas,

razón por la cual 

siempre amanezco crudo

crudo de alcohol

crudo de remordimientos

cuando vuelvo a verlas

sobrio finjo no haber sido yo

el de aquella ocasión

pero vuelvo hablarles de mi arte

así que las despido 

tal como me despiden cada 

que agarro una chamba

en las galerías me cobran

porque no soy conocido,

ni saben, les digo

no, no sabemos, me responden

camino cabizbajo por las avenidas

y no me persino cuando paso

frente a una iglesia,

me limito a mirarla

y dibujarla a lápiz,

y como nomás me salen

las cosas en óleo

pues tiro la hoja antes 

de que algún amigo la lea,

y cuando por fin vendo una pintura

o expongo en 

exposiciones colectivas

de personas iguales a mí

(bueno, no iguales, similares),

nadie me baja de mi nube

y velvo a renacer

y ya,

 se me quita el hambre

y sigo